Un nuevo hecho de violencia remece la conciencia nacional: durante la madrugada de este día viernes una persona con discapacidad, en situación de calle, fue brutalmente asesinada por efectivos pertenecientes a la Armada de Chile.

Una vez más, el nombre de la víctima no es parte del hecho noticioso, y el encontrarse en situación de calle parece una circunstancia sin mayor importancia.

Valoramos la pronta reacción institucional al dar de baja a los autores y las declaraciones vertidas por la señora Ministra de Defensa al respecto.

En un país conmocionado por la delincuencia y con una agenda política atrapada en el discurso de la seguridad pública, los hechos ocurridos hoy, deberían motivar un transversal e inequívoco repudio.

Hace casi exactamente un año, el 9 de junio de 2022, José Gutiérrez, adulto mayor en situación de calle, que fue asesinado con golpes de palos en la intersección de las calles Carmen con 10 de Julio, en el centro de la capital, a metros del Palacio de La Moneda. Más allá de la crónica roja, este, como decenas de otros crímenes, fueron prontamente olvidados hasta la siguiente muerte.

En la política de recuperación de espacios públicos, se celebró la remoción del 92% de las carpas del bandejón central de Alameda, en Santiago. Advertimos que era una medida superflua y que dejaba intacto el problema de la situación de calle que afecta a más de 40 mil personas en Chile, sin que se haya abordado una estrategia nacional para su abordaje.

Tenemos la convicción de que la situación de calle ES UNA VIOLACION A LOS DERECHOS HUMANOS y que implica el incumplimiento de obligaciones contraídas por Chile en materia de Derechos Humanos, expresados en diversos tratados internacionales suscritos y que se encuentran vigentes, que el Estado debe garantizar.

Llamamos al Gobierno de Chile, al Parlamento y al Poder Judicial a reflexionar y tomar medidas que pongan en el centro de la agenda a los grupos especialmente vulnerables, particularmente de aquellos que se encuentran sin entornos familiares o institucionales de protección.

Chile posiblemente necesita más patrullas, pero también más hogares protegidos y más albergues. Chile necesita equilibrar una agresiva política de tolerancia cero, con una activa política de solidaridad cien.

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